:) la casa es preciosa, la decoración es muy acorde a Barranco; está muy limpia y las sabanas son realmente un lujo. Muy tranquilo y silencioso; muy buenos lugares para descansar: el parque que da al mar y el balcón con cama paraguaya

:| el desayuno es muy rico (pan caliente!!) pero no tiene cereales ni fiambres

:( la piscina está sucia, parece no estar habilitada (estando en pleno verano)

En una casa de estilo Tudor, al borde de una cortada sobre el mar, es la casa del artist octogenario Víctor Delfín, que tiene una obra, pintura y escultura de una gran fuerza, el colorido vibrante en la pintura y muy depurada energía en la escultura.
Este pequeño hotel de un encanto extraordinario del que se ocupan los hijos de Victor Delfín tiene un espíritu familiar delicioso, con sus gatos, perros, jardines, pájaros.
Una delicia, y preciosas habitaciones decadentes con vistas al jardín y al Pacífico
No os lo perdáis, es una de esas joyas escondidas que hay que disfrutar

Demasiado bueno el hotel... Un lugar donde el viaje se convierte en una experiencia de vida... Los espacios tienen una historia, la vista de mi cuarto la mejor (jardín y el mar). Las personas que lo atienden a uno muy formales y respetuosas. Muchas gracias a todos