Un lugar idóneo para la estadía en Ollantaytambo, muy cerca de la Plaza pero fuera del centro (apenas un par de cuadras. Habitaciones cómodas y bien equipadas, espacios comunes (salas y comedor) acogedores que invitan al descanso. Personal amable y atento su propietaria es una persona muy agradable, jovial y una gran ceramista con trazos muy artísticos (lástima que no trabaje más en sus hermosas piezas -debe retomarlo doña Manela!). Excelente lugar para quedarse.Más
- Wi-Fi gratis
- Estacionamiento gratis
- Visitar el sitio web del hotel