Si llegas a una casa en la montaña y te recibe un perro, juguetón y animoso, no hay duda que sus propietarios decidieron tener la puerta abierta para recibir a los que vienen de lejos.
Kai, un pastor alemán que se ha vuelto un símbolo del Villa Urubamba fue el primer anfitrión en darme la bienvenida.
El Villa Urubamba se encuentra a pocos metros de la vía que conduce a Ollantaytambo, en una zona del valle dominados por la presencia de los nevados Chicón y Verónica.
El hotel es un jardín: las retamas, las hortensias, los capulíes, los lirios y también los cactus de la campiña urubambina, acogen aves de todos los tamaños y colores, entre los que destaca el picaflor gigante (Patagona gigas), el más grande de los colibríes que vuelan sobre la tierra.
Les dejo algunos datos más para que decidan quedarse en este alojamiento confortable y muy seguro: del horno de barro de su cómodo restaurante salen unas pizzas de campeonato, con el típico sabor y la textura de los quesos andinos.
El desayuno no tiene pierde: las mermeladas con frutos de la estación y los jugos son el mejor acompañante de un pan casero muy bien horneado, un café en su punto y muchas delicateses más.
Las paltas, el tomate cherry, las acelgas, las cebollas el aguaymanto y las hierbas aromáticas que son recogidas cada mañana del huerto orgánico del hotel conforman la base de una carta sana y bien servida.
Recomiendo darse una vueltita por este lindo hotel en el Valle más auténtico del sur andino del Perú.