Es un hotel moderno, con detalles decorativos muy bien elegidos, lo que embellece las habitaciones, el desayunador y el lobby.
La habitación era amplia, al igual que el baño.
Está muy bien ubicado, porque está a pasos de todo: el centro histórico, las iglesias, el anfiteatro romano, el puerto, los restaurantes y bares. Hay que caminar un poco más para ir a la estación de buses.
Estuvimos 4 noches, todo funcionó muy bien, excepto el desayuno, había que esperar la reposición de los alimentos, los jugos, el café...El café era especialmente espantoso, un auténtico jugo de paraguas. Es imposible entender el motivo: tal vez un gesto anti-italiano?
No comimos en el restaurante del hotel porque nos pareció un poco caro en relación con los lugares típicos (konoba - taberna) que hay cerca.