Nos hospedamos en este hotel para festejar los 50 años de mi marido. Al llegar la atención fue cálida y muy profesional. El cuarto que nos asignaron es maravilloso, íntimo, cálido y muy cómodo. Luego de salir a recorrer por la noche, ya de regreso, nos encontramos una torta de feliz cumpleaños junto a una nota que deseaba felicidades. Un gesto maravilloso que nos hizo sentir en casa. El desayuno una magia! La panificacion, de elaboración propia, es excelente! La atención de Andrea, un lujo. Es un hotel boutique intimó, hermoso y altamente recomendable.