No es la primera vez que venimos a las Dunas, pero esta vez me sorprendió lo bueno que resultó yendo a principios de agosto, cuando en Lima estamos a 16-17 grados y lluvia. Las mañana y noches siguen siendo igual de frías (ojo con el abrigo) pero desde las 10-11 hasta las 4-5 es sorprendente el sol y calor que hay. Eso no es suficiente, 3 de las 5 piscinas son temperadas y eso hace la diferencia (las que no, están heladas). Además de todas las actividades que tiene el hotel que aún estando lleno (nunca había visto el estacionamiento tan colmado) tiene los suficientes espacios como para no sentir que el lugar está atiborrado.Más