Es un gran hotel tradicional, con espacios comunes muy amplios y cómodos para leer, escribir o simplemente mirar el paisaje imponente del lago Nahuel Huapi, que está frente del mismo. Siempre tiene una música muy amable, una suerte de lounge o jazz que genera una sensación grata. El desayuno tiene todo lo necesario y está muy bien. La cena, para quien quiera aprovecharla, es muy buena y tiene un precio razonable. La ubicación es muy buena para quien quiera estar lejos del centro de la ciudad. Está muy cerca del circuito chico y de gran parte de los mejores paseos en los alrededores de Bariloche. Considero que es conveniente tener auto con el que movilizarse.
Algunas habitaciones son algo pequeñas para el gran espacio que tiene el hotel en sus lugares comunes. Pero esto no es algo modificable ni tampoco impide tener una muy buena estadía