Fuimos el lunes día 20 .
La terraza estaba llena, pero en el interior solo había ocupadas 2 mesas, así que decidimos entrar a cenar, aún sabiendo que podían tardar un poco en servirnos la comida.
Lo que no imaginamos es que fuésemos invisibles, las camareras comenzaron a limpiar las mesas del exterior y pasaban de un lado a otro sin mirarnos, después de llevar 20 minutos esperando , ninguna camarera se acercó a nuestra mesa para ni siquiera coger la comanda de la bebida. Pasaban por nuestro lado y no nos miraban , así que decidimos irnos.
Es una pena el trato que tienen hacia los clientes , no creo que volvamos más a este local.
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