Tuvimos la suerte de encontrar la Colmena para nuestra semana de Luarca ya que tomamos la decisión casi a última hora esperando un poco a saber qué pasaría con la situación covid19.
La ubicación es excelente. Céntrica y sin necesidad de coger el coche para nada.
La habitación que nos tocó era pequeñita, pero estaba limpia y tenía mucho encanto porque a pesar de una decoración sencilla, su techo abuardillado y sus vigas de madera, la hacían especial.
Delfina, su propietaria, fue desde le primer momento encantadora y servicial. Nos solventaba con brevedad un par de cositas que le dijimos con respecto a temas generales del hotel.
Siempre dispuesta a darnos el mejor servicio.
La verdad que sin duda, volveremos a Luarca como todos los años y sin duda contaremos de nuevo con La Colmena como alojamiento.
Gracias