Naturaleza, tranquilidad y hospitalidad. Parajes increíbles, ríos, paseos relajantes, comida típica, descanso, destinos en los que perderse. Volveremos seguro

Estuvimos dos adultos, un niño y nuestra perra. La casa es pequeña pero para nosotros fue cómoda. Lo único que me hizo falta fue el horno y un armario para dejar la conida que comprábamos en el supermercado Pero por lo demás Toni tiene la casa preparada para cualquier inquilino. Esta al lado de un río que si entras por la parte de atrás del molino, puedes acceder a la parte más profunda y darte un baño, hay que llevar calzado adecuado. La casa tiene precioso jardín con hortensias, manzanero, higuera, rosas, hay una mesa de madera en el jardín donde puedes comer, tienen barbacoa por si les apetece usarla. Lo único que la compra hay que hacerla en Luarca, porque en Naraval hay una tienda donde puedes comprar lo justo y necesario. La carretera que comunica desde Luarca a Naraval tiene muchas curvas. En el pueblo hay vacas, pollos, cerdos y patos. Gente muy amable. Toni tuvo el detalle de obsequiarnos una botella de sidra y huevos frescos. Una semana muy agradable y la playa está a 20 minutos. Lo recomiendo!!!