No es la primera vez que me alojo en este hotel. Su ubicación es privilegiada porque está entre Collins Av y el paseo de la playa, con acceso directo a la misma.
Existe variedad de habitaciones y la de esta ocasión fué adecuada.
Hay varios aspectos que han sido negativos, aunque la valoración global del hotel es buena.
Uno de ellos es el día del check-out. Te sorprenden con un sinfin de tasas del estado, de la ciudad y del uso de playa y piscina. La broma asciende a más de 40 dólares por día y habitación. Es un aspecto negativo del que no te advierten y te llevas esa desagradable sorpresa el día de la marcha. Con las prisas para irte al aeropuerto no queda tiempo para aclaraciones.
El otro punto negativo es en la piscina que, sin previo aviso, sin tener en cuenta que muchos clientes vamos allí en nuestras vacaciones para descansar, organizan la Big Pool Party, con todo tipo de metralla ruidosa, música a un volumen descomunal y apertura de puertas a no clientes, por lo que los inquilinos hemos de huir a otros lugares para estar tranquilos. Existe una obsesión por la estética de las hamacas que se lleva hasta el paroxismo, sobre todo cuando está la camarera Achica, muy desagradable en el trato, que para nada se contempla en los eventos festivos en dicha piscina, ya que ahí se pagan cantidades importantes por alquilar...No es la primera vez que me alojo en este hotel. Su ubicación es privilegiada porque está entre Collins Av y el paseo de la playa, con acceso directo a la misma.
Existe variedad de habitaciones y la de esta ocasión fué adecuada.
Hay varios aspectos que han sido negativos, aunque la valoración global del hotel es buena.
Uno de ellos es el día del check-out. Te sorprenden con un sinfin de tasas del estado, de la ciudad y del uso de playa y piscina. La broma asciende a más de 40 dólares por día y habitación. Es un aspecto negativo del que no te advierten y te llevas esa desagradable sorpresa el día de la marcha. Con las prisas para irte al aeropuerto no queda tiempo para aclaraciones.
El otro punto negativo es en la piscina que, sin previo aviso, sin tener en cuenta que muchos clientes vamos allí en nuestras vacaciones para descansar, organizan la Big Pool Party, con todo tipo de metralla ruidosa, música a un volumen descomunal y apertura de puertas a no clientes, por lo que los inquilinos hemos de huir a otros lugares para estar tranquilos. Existe una obsesión por la estética de las hamacas que se lleva hasta el paroxismo, sobre todo cuando está la camarera Achica, muy desagradable en el trato, que para nada se contempla en los eventos festivos en dicha piscina, ya que ahí se pagan cantidades importantes por alquilar sillones y consumir alcohol a raudales. Ahí no importa el desorden de los sillones y hamacas. Don dinero todo lo soluciona.
Exceptuando estas peculiaridades, el hotel es cómodo por estar en pleno South Beach, pudiendo acceder a pié a muchas áreas por su ubicación excelente.
Recomendable, sabiendo que en el calendario de eventos no hay fiestas organizadas.Más
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