Nos alojamos dos noches en este hotel de Lancaster. Se trata de una antigua fábrica reconvertida en hotel; muy bonito. De Nueva York a Lancaster alquilamos un coche que pudimos aparcar en el amplio y gratuito parking del hotel.
La habitación era muy grande: salón, habitación y baño con jacuzzi y ducha. El baño tenía muchos detalles y muchas toallas. El entorno era silencioso.
Sin embargo, aunque el desayuno era correcto, en comparación con la habitación resultó un poco justito. Pero todo estaba muy bueno: cereales, fruta, bollería...
El personal del hotel fue muy amable. Sin duda alguna, recomendaría este hotel.
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