Por dónde comenzar?
Check in: te despachan literalmente. Te explican todo como un "robot" o máquina, te entregan un papel dónde está el esquema del hotel, y eso es todo. Ni siquiera tienen en cuenta que hablas otro idioma y se preocupan por saber si has comprendido. Un despacho de gente, es eso.
Hotel y habitaciones: viejo. Las habitaciones muy viejas y descuidado el mobiliario, muebles PODRIDOS.
La zona de la pileta, si bien es bonita, está todo amontonado. Muy bulliciosa y una repostera pegada a la otra con la zona del bar al lado de la pileta. Todo comprimido y repleto de gente. Personal muy poco atento. Hay un puesto al lado de la piscina que sólo ofrecen comida chatarra, ninguna opción de algo saludable.
Te cobran un resort fee de $30 y además te cobran por las sombrillas y sillas en la playa! Un abuso como todo en este hotel, que lo único que pretenden es facturar sin darle calidad al cliente.
LO PEOR DE TODO ES EL DESAYUNO. Hay que hacer dos colas, primero para registrarse y luego otra cola esperando que te vengan a buscar para sentarte. El lugar es al aire libre, al lado de la pileta, llena de pájaros que se posan sobre la comida y lleno de suciedad de pájaros. Nada higiénico. Los días de lluvia tuvimos que esperar una hora para desayunar, ya que disponen de pocas mesas porque no tienen un lugar decente para el desayuno. Las mesas están a la salida de los ascensores y uno tiene que desayunar entre gente que pasa constantemente con valijas, con mucho ruido.
Además, el peor servicio de habitación que ví en mi vida. $22 por un menú de niños servido en una horrenda bandeja.
Es muy indignante que uno pague para pasarla bien, invirtiendo mucho tiempo para llegar hasta la isla y no pueda relajarse a disfrutar.
Este hotel no tiene en cuenta al cliente. Sólo buscan sacarte la plata. Es mi primera experiencia en un Westin y la última. Siempre me alojo en Hyatt o Hilton y nunca vi algo igual.