El precio está perfecto para una pieza de gran tamaño, con camas cómodas, baño impecable y pequeña cocina no muy equipada, pero con lo básico.
La decoración es lo que se ve en las fotos, pero las habitaciones son diferentes unas de otras. La mía no era para nada la que yo esperaba, pero estaba bien. Da la impresión que estuvieran redecorando.
La amabilidad del personal es destacable.
Siempre atentos y listos para atender cualquier necesidad.
Y la ubicación es buenísima. En una cuadra particularmente tranquila, a pasos del metro.
Lo menos destacable es el desayuno que es con tickets para un restaurante adjunto que a mi parecer no es un aporte. Es caótico. Poco variado y todo se acaba constantemente. El personal parece siempre sobrepasado.
Para un desayuno sin apuro y de acuerdo a los propios gustos, más vale abastecerse y utilizar el gran espacio disponible en la habitación, la cafetera y refrigerador para conservar los alimentos.
Hay microondas y las personas del aseo dejan todo impecable.
Hay un Whole Foods Market a 2 cuadras, con opciones estupendas en cuanto a fruta, jugos, y pastelería fresca (que en el desayuno del hotel es decepcionante).
Pero en resumen, muy recomendable. Más
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