Gratamente sorprendida, por un local que conocía de siempre, pero de su antigua dirección, en una Villa que visito a menudo. Un local acogedor, con una carta muy original.
Lo primero a resaltar es la atención: cercana, pero profesional, y con unas orientaciones muy acertadas. Luego las raciones que pedimos: espectaculares.

Repetimos de nuevo y como las otras veces maravilloso. Entrantes de torreznos y conservas. los principales muy bien. Una carta de vinos apabullante. repetimos y repetiremos

Agradable restaurante, limpio y sin olores! Bien atendidos por un personal diligente y amable comimos de diez. El vino puede tomarse por vasos y el restaurante tiene una muy buena bodega. Vale la pena ir

Calidad en un restaurante sencillo, pero muy agradable . Tanto las ostras como los mejillones , buenísimos . Nos gustó la ensalada de manzana. La merluza a la plancha , muy rica y acompañada de unas habicholillas muy finas exquisitas . De postre , un requesón casero con miel muy bueno. El señor que nos atendió muy agradable . Buena relación calidad precio.

Estábamos en Castropol (el pueblo del otro lado de la ría) y una amiga nos recomendó comer en este sitio. Condujimos aposta 20 minutos hasta alli y cuando llegamos, el restaurante (la parte de abajo más la mesa alta de fuera) estaba vacío, tan solo había una mesa ocupada por una pareja. Cuál fue nuestra sorpresa cuando la chica que estaba en la barra (no parecía muy ocupada ni tampoco era la más simpática del mundo) nos dice que no podemos picar nada porque el comedor (en la parte de arriba) está lleno y que no nos asegura cuándo podrían atendernos. Le insistímos un poco pero ni se inmutó y con las mismas, nos fuimos. Que en pleno mes de julio, con toda una parte del restaurante vacía, no sean capaces de servir a dos clientes unas raciones sin el minimo esfuerzo por justificarse ni ser un poco amables, me parece lamentable. O por lo menos es la impresión que nos llevamos.