Este fantástico hotel consiste en preciosas cabañas de madera, caña y bambú construídas con buen gusto, con 2 de ellas del lado del mar, con jardín propio y las otras más del otro lado del camino que atraviesa Vichayito, pero igualmente cerquísima de la playa y con fácil acceso.
Las cabañas son amplias, limpias y cómodas, si te gusta dormir escuchando el mar es el lugar perfecto. tienen baño privado y cobran precios por persona, así no pagas sobreprecio y la relación calidad/ precio en mi opinión es la mejor de toda la zona
Hay dos restaurantes con varios ambientes, música agradable todo el día, baños limpios y un jardín bonito con decoración artesanal y creativa. También una pequeña boutique con ropa diseñada a mano y algún taller para pasar el rato.
El restaurante sirve comida fresca y a buen precio, con bastante pescado en la carta, también pizzas y hamburguesas, tienen menú del día económico y happy hour en cócteles y tragos.
Hay wi-fi rápido, sorprendente porque es difícil encontrarlo en Vichayito.
El salón del restaurante es cómodo y perfecto para relajarse, trabajar con la computadora.
Hemos estado 4 Amigos (2 parejas) y el trato desde la llegada fue genial: Karin (la gerente) y su equipo son súper amables y resolutivas.
Karin es predispuesta, flexible y con conversación interesante. Se nota cuando un negocio está funcionando con cariño y buena onda, y éste es uno de ellos.
Karin nos ayudó a comprar un boleto de bus, nos aconsejó sobre la zona, facilitó el estar cómodos en todo momento y nos transmitió su entusiasmo por el proyecto y el lugar.
La playa es limpia, enorme, arena dorada, olas medianas y tiempo frezco con algunas horas de calor ahora en febrero. El atardecer de cine, y el descanso asegurado porque no hay discotecas cerca. Perfecto para familias y parejas.
Nuestra cabaña tenía cocina, frigo, y jardín.
Pídele un juego de mesa para pasar el rato, tienen varios.
Muchas gracias por todo!