Una casa muy acogedora, hecha y decorada con muy buen gusto, no le falta de nada para pasar unos días de relax y conocer el entorno maravilloso. Hacia tiempo que no encontraba una casa en la que pudiera estar realmente cómoda y sentirme como en casa desde el principio.
Destacar a Juan, su dueño, gracias a su generosidad y conocimientos sobre la zona pudimos realizar rutas de senderismo muy agradables y enriquecedoras. Nos quedaron algunas por realizar, asi que volveremos pronto.

Podríamos resumir nuestra visita como una estancia muy agradable y tranquila. La cabaña es muy acogedora y muy calentita, ideal para unos días románticos. Juan, el dueño, es súper agradable y atento, nos trató a las mil maravillas y por supuesto tenemos en mente volver próximamente. Muy cerca está Castellar viejo, por donde puedes pasear y visitar su castillo. Si te gusta el senderismo se pueden hacer algunas rutas, aunque el que más sabe de todo esto es el dueño que seguro estará dispuesto a daros muy buenas ideas sobre qué hacer.

Toda una sorpresa, es un sitio encantador. Destacaría la limpieza de la casa, la tranquilidad de su entorno, la amabilidad y simpatía del propietario y el encanto de la fortaleza medieval. Sitio ideal para desconectar del ruido y disfrutar de la naturaleza. Volveremos.

Maravillosas vacaciones en un lugar magnífico, con un anfitrión inigualable. La casita super acogedora y super coqueta.El dueño muy atento. En otoño e invierno volveremos

Estupenda casita en plena naturaleza ,fuimos mi mujer y yo en plan relax y estuvimos genial, Juan muy atento siempre y muy amable procurando que no nos faltará nada,la casa muy acogedora y coqueta con todos los detalles y la piscina muy bonita y que sólo verla apetece tirarte , en definitiva es ideal y volveremos con toda seguridad, muy muy recomendable

Nada más ver las fotos tuvimos claro que seria la elegida¡fuimos 4 amigas para celebrar un cumpleaños sorpresa.
La casita es preciosa, en un lugar con mucho encanto, con vistas espectaculares, tan sólo a unos minutos del Castillo, y con diversas actividades a tan sólo dos pasos, como paseos a caballo y rutear por los Alcornocales.
A la casa no le faltaba ningún detalle, muy limpia y coqueta, con una cristalina piscina que invitaba a relajarse con las vistas a la naturaleza.
El dueño es muy amable, atento y acogedor. Generó tan buen ambiente que al final terminamos cenando en el porche con el resto de inquilinos.
Volveremos y lo seguiremos recomendando al 100%