Por donde empezar... el hotel está ubicado en un auténtico paraíso natural como es la zona de Escaselas-Fisterra, a los pies de la playa Langosteira (de hecho tiene salida directa al paseo marítimo). Cerca además tiene una pizzeria (recomendable!) y varios chiringuitos para comer/cenar por la zona.

Es un hotel pequeño, con pocas habitaciones, pero muy cuidadas, todas con temática literaria, y con inspiración náutica. Las habitaciones son limpias, correctas en amplitud (nosotros íbamos con un perro pequeño de 8Kg y no tuvimos problema) y bien equipadas. La cama bastante cómoda.

El personal super atento, tanto con nosotros como con nuestro perrete. De hecho le recibieron con un juguete (que aún tiene aquí en casa), chuches y faltó la cama, que ya estaban todas ocupadas. Vamos, que le proporcionan todo el pack!

Desayuno correcto, no excesivamente extenso pero si de calidad, y en una estancia con vistas a la playa. Punto negativo aquí, que me extrañó, es que la cafetería da a un patio/jardín trasero que es el que da acceso al paseo marítimo, y que da la sensación de dejadez, lo cual contrasta con lo cuidado del resto del hotel. Una lástima, pero para nada algo que estropee la estancia.

Desde luego volveremos por la zona y seguro que a este hotel.