Un par de días de descanso y desconexion, sobretodo en la situación actual. Eliges un buque insignia de la hostelería como es un Parador y, te das de bruces con la realidad de un lugar mal gestionado, sin previsión y con parte de personal con unas formas que dejan mucho que desear.
Los sillones de su restaurante estaban mojados por un proceso de desinfección, sin advertencia, sin solución, imposible no pasar por la habitación a cambiarnos la ropa antes de continuar la noche.
Sres, del Parador, se desinfecta antes, o se desinfecta sin humedad, se cubren los sillones con fundas lavables y así no hay que aplicar productos, etc... y en todo caso, si los clientes se mojan gestonenlo, hacer que el personal mire para otro lado no se considera gestión.
En el desayuno (19€), los sillones seguían en el mismo estado (mojados), y como es lógico, solicitamos que nos cambien los asientos (a menos de 1 metro estaba la terraza con otro tipo de asientos que no estaban mojados), inconvenientes, protestas, negación de la humedad de los asientos (pero ellos no los probaban), en definitiva y pese a intentar ser muy discretas, se produce una situación muy desafiante por parte de hasta tres personas. Intentamos desayunar con tranquilidad pese a la situación, y para nuestra sorpresa, a nosotras no se nos ofrece nada que no esté en los expositores mientras que al resto de los clientes se les oferta platos de cocina (huevos en distintas formas, empanadas, salchichas, etc), le consultamos al camarero y nos dice que "nos trae un huevo".
Para terminar, quiero decir que entendemos todas las circunstancias, sanitarias, laborales, etc... pero nadie tiene derecho a estropearnos un día que teníamos para nuestro relax.
Siento enormemente haber llevado a personas que quiero al Parador de La Granja.