Hotel de alto nivel. La habitación quizás ya resulte un poco antigua, es alfombrada, relativamente amplia y cómoda. Wifi bien pero que es de pago, sin embargo es conveniente aclarar que es totalmente gratuito para los socios de Marriot y este es un simple trámite que se puede realizar en el acto. Cuenta con una mullida cama e higiene apropiada. Tiene, también, un pequeño balcón que no parece practico ni utilizable.
El hall de acceso es hermoso y amplio. Los controles de seguridad son rigurosos para poder accederlo desde el exterior, es decir, para poder ingresar al hotel. Esto es normal y lógico teniendo en cuenta los conflictos en la región.
El desayuno es muy bueno, es variado y bien presentado, pero la conveniencia de la ubicación es dudosa ya que es un lugar de tránsito hacia la zona de las piletas.
En la zona del hall existe una tienda con precios exhorbitantes, mi consejo es que no se debe comprar nada allí sin contar con referencias comparativas.
Hay varias piletas en el exterior que están bien cuidadas situadas en espacios muy cómodos y con los servicios necesarios.
Detrás, pasando por la zona de las piletas, se puede acceder directamente al mar muerto. Es un camino con pendiente bien pronunciada pero el establecimiento provee servicio de ida y vuelta en vehículo eléctríco para cualquiera que lo necesite. También, para ingresar al mar se ofrece servicio de calzado (el fondo es pedregoso), toallas y hasta el clásico enlodamiento, y todo esto sin cargo adicional. El personal fue atento y cordial pero no encontramos quien hable castellano y esto es algo que, a mi modo de ver, no debe faltar en un hotel de alta categoría.