En mi caso, me alojé en el apartamento durante dos meses y medio por motivos laborales. Le hubiera dado cinco estrellas si no fuera por las cinco semanas que la dueña dejó a su perro con su padre en el piso de arriba. Cada vez que él salía, el perro no paraba de ladrar y aullar. Además, es como si las paredes fueran de papel, porque se escucha absolutamente todo.
Al margen de eso, me voy muy contenta con la estancia y no me importaría repetir. El apartamento es muy acogedor y está ubicado en un entorno rural muy tranquilo. Además, está muy cerca del centro de la ciudad. En un paseo de diez minutos te plantas en el barrio de O Couto (al lado del estadio de fútbol con ese mismo nombre), que está ya pegado al centro.